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Es la historia de un niño llamado Leonel Stuardo que creció en un pueblo Italiano de Chile en la Araucanía “ Capitán Pastene ” de Lumaco, donde sobresalió y tuvo fama entre los niños de su comuna por cantar y tocar la acordeón de botones .Luego su papa le regalo una acordeón de piano a los 14 años, participando en eventos de colegio y fiestas costumbristas de la zona “SAGRA” actividad culinaria y de bailes típicos, donde los habitantes del pueblo lo seguían en su carreta por su canto y música, todos lo querían y reconocían, era muy famoso. Al crecer se puso de novio y se quiso casar con una humilde jovencita de familia Nilde Fuentes y fue a buscar más oportunidades de fama en la Capital de Santiago para juntar dinero y asi poder casarse con ella, primero en restaurantes y quintas de recreo, gano dinero y viajo a buscar a su amada, fue una ceremonia íntima y luego volvió a Santiago también con su acordeón su compañero inseparable. Después empezó a trabajar en Fondas del parque para las Fiestas Patrias, aquí su público disfrutaba su talento siendo afamado por quien lo escuchara. Paso el tiempo y Leíto como le decían sintió la necesidad de ir a la televisión entre los años ochenta y noventa, donde se hizo más famoso consiguiendo aumento de trabajo y oportunidades de contrato. Fue popular y admirado cuando participó activamente en el club de adulto mayor que lo derivo a la fundación cultural de Lo Prado para contratos regionales, destacándose entre otros artistas famosos. Pasaron los años y Leíto se hacía de más amigos, por su carisma, alegría y humor, sus vecinos de Lo Prado lo querían y respetaban. Participaba en la junta de vecinos en teatro, tango, cursos de telar entre otros, además acompañaba a la presidenta de la junta de vecinos a reuniones municipales para ganar proyectos y compartirlos en su club sin pretenderlo obteniendo fama entre sus pares de amigos. Eligiéndolo el “Rey Guachaca” de la comuna, una connotación positiva a las personas que se destacan en forma popular en su Club. Un día cuando tenía ya 78 años comenzo una Pandemia mundial donde todos tuvieron que encerrarse, esto afligió a Leíto se empezó a sentirse angustiado y triste, el encierro no le gustaba, como él podría alegrar a las personas con su amado acordeón , entonces fue su hijo menor Alexander que le dio la idea que usar las redes sociales con Facebook live e Instagram para mostrar su talento y que escucharan su música, al principio todo fue como un juego que fue creciendo y creciendo muchas personas lo seguían todos sábados a las 6 de la tarde haciendo comentarios, felicitándolo de Chile y otros países, su alegría era inmensa había obtenido fama internacional.
Luego salió un reportaje Chilevisión digital, donde se comentaba que “Abuelo hace furor en redes sociales en”. El Centro cultural de Lo Prado al darse cuenta de la fama de Leíto que tenía por internet, La directora comenzo apoyar en la difusión, en radio comunal “Lo prado conectado” y diario Publimetro teniendo fama en toda la comuna, popular como artista local y territorial. Paso un año de Facebook live y la pandemia continuaba Leíto con 79 años cumplidos comenzo a enfermarse y de un día para otro dejo de tocar el acordeón amigo, solo lo miraba de lejos, tenía una enfermedad terminal. Pero sus ganas de vivir lo hacían seguir cantando desde su sillón acompañado de una radio con su voz. Sus vecinos en sus últimos días lo visitaron le cantaron se despidieron de él y acompañaron hasta el final con globos, en esos momentos lo llamo el alcalde de Lumaco para entregarle una galardón y la bandera italiana, Leíto estaba feliz había obtenido fama en su pueblo natal y en Lo Prado donde le habían mostrado una placa de la sala de música que llevaría su nombre, además participar en un video clip de hip hop donde fue elegido para pintarle un grafitis con su rostro que estará en la municipalidad . Leito fue feliz antes de su partida y logro ser profeta en su tierra. |
