Note:
El objeto del presente libro no es el de aportar nuevo material con vistas a la difusión del pensamiento de Hegel desde el punto de vista filosófico, sino, por el contrario, el de contribuir al esclarecimiento del pe-ligro grave en que incurre el pensamiento cristiano, y más específicamente la teología católica, al aventu-rarse en el aprovechamiento del idealismo hegeliano, y de sus derivados, para la construcción de un edifi-cio conceptual propio.Como podrá observarse a través de la ardua lectura de este libro, no se trata solamente de que Hegel tuviese aversión a la religión católica, y de que este hecho sea central en la generación especulativa de su sistema. Se trata, también, de que esa aversión es una simple manifestación de la contextura de un pensamiento intrínsecamente reñido con la verdad de la Revelación divina custodiada en la Iglesia de Cris-to.No constituye la finalidad de este trabajo mos-trar hasta dónde la teología católica contemporánea, consciente o inconscientemente, recibe una fuerte influencia del pensamiento idealista, sobre todo he-geliano, de modo de constituir el núcleo de algunas de sus manifestaciones. Se requeriría para ello una elaborada investigación posterior, para la cual, en todo caso, debería emprenderse la presente.El lector atento, sin embargo, reconocerá en la polémica con las doctrinas de Hegel múltiples temas de candente actualidad teológica. La raíz problemá-tica de esos temas es muchas veces antigua, y puesta en relieve en el siglo XIX por los más agudos pensa-dores del idealismo, sobre la base de la teología protestante, y a su vez absorbida por los teólogos de esta confesión. Basta recordar las cuestiones de la perte-nencia a la Iglesia y de su constitución, del valor de los sacramentos de la Penitencia y Eucaristía, de la verdad de la Encarnación de Cristo, de sus milagros y el sentido de su doctrina, de su muerte y resurrección, del sentido ortodoxo de la doctrina trinitaria, de la gracia como don sobrenatural, del pecado de origen como distinto de la condición creatural del hombre, del significado del bien y del mal morales.Prácticamente no hay tema en teología que no haya sufrido en el presente, en modo negativo para la fe, el influjo del pensamiento nacido de Hegel o refor-zado por él. En este sentido el desarrollo aquí pro-puesto puede servir, indirectamente, para cobrar conciencia de las verdades fundamentales de la fe católica en contraste con su deformación idealista y hegeliana, y para la constitución y renovación de una teología más centrada en lo esencial de los misterios que superan la razón, más liberada de los prejuicios que la agobian, y más fiel a sí misma como reflejo del conocimiento santo de Dios. Muchas veces, de modo ingenuo, y con el pre-texto de que para comunicarse con los hombres de nuestro tiempo es necesario adoptar su lenguaje, y de que ese lenguaje en el ámbito de la cultura está cons-tituido por la filosofía moderna reducida a la línea dominante, se desvirtúa la verdad cristiana en su núcleo más íntimo. Una consideración atenta de un gran pensador de la modernidad, como Hegel, puede contribuir a hacer despertar de esa ingenuidad a veces no del todo inocente. ¡Como si Hegel, y tantos otros filósofos, no hubiesen entendido lo que decían cuan-do se referían al cristianismo y a la religión católica, de modo que su sistema de pensamiento no fuese me-nos adecuado para expresar las verdades divinas que cualquier otro, y aún más provechoso e imprescindi-ble en nuestro tiempo, aunque fuere por medio de la superación necesaria de ese mismo pensamiento en nuevas filosofías o teologías! ¡Como si hubiesen combatido simplemente una falsa imagen de la religión logrando purificarla! |
